released May 4, 2014

Tal como si se tratara de una experiencia sinestésica, en la que los sentidos enmarañaran sus competencias y el material acústico se tornara indistinguible de sus formas visibles, la escucha de este disco, resultado de la colaboración sinérgica entre Nebularia y Países Bajos, sumerge al oyente en un recorrido exploratorio a través de un paisaje sonoro cincelado por una imaginería espacial en la que abundan tonalidades cromáticas, timbres y climas, modulados aleatoriamente mediante un delicado hilvanado de estructuras minimalistas, armonías etéreas, melodías hipnóticas y atmósferas oscuras e inquietantes.
Resto diurno de una profunda excursión psíquica y física por las posibilidades perceptuales y texturales del sonido, El título no puede expresar el enigma es el fruto maduro de una intensa sesión de grabación que tuvo lugar en la localidad bonaerense de Punta Indio- páramo rural situado en el extremo norte de la bahía de San Borombón- y discurrió desde la puesta del sol hasta el despuntar del amanecer rioplatense. El material sonoro dispensado por aquella dilatada improvisación psiquedélica fue, posteriormente, segmentado y sometido a un cuidadoso tratamiento alquímico en el estudio de grabación, el cual confirió forma expresiva definitiva a las seis piezas que componen el disco.
La traducción del sonido a un registro visual- leitmotiv legado por el formidable laboratorio sonoro desarrollado por la música electrónica alemana en los años setentas del siglo pasado (Cluster, Harmonia, etc.)- asume, en el tándem Nebularia/ Países Bajos, una sensibilidad rockera expresionista, depurada de toda ornamentación superflua, concentrada en la exploración sosegada de mundos visuales que amplíen los umbrales ordinarios de la percepción a través de una laboriosa experimentación en torno a la materialidad mágica y misteriosa del sonido.
Los sintetizadores analógicos crean entramados melódicos luminosos y contemplativos, surcados por oscilaciones y sinuosidades que reproducen tonos más bien sombríos y, en algunos pasajes, aun, épicos. Las guitarras emiten tonalidades oceánicas, cuya fluidez intensiva es generada por el tratamiento- multiplicación y retraimiento- de las señales que modulan las frecuencias sonoras. Las líneas de bajo, la batería electrónica y los sucintos mantras vocales emergen desde las profundidades cósmicas del sonido proporcionando cierta sequedad mecánica a un itinerario sonoro asombrosamente límpido e, incluso, celestial.
Electricidad y magia. La música como embriagante chamánico propiciador de una experiencia vital inefable. Ondas sonoras electromagnéticas entran por los poros y se expanden entre los intersticios del cuerpo, insuflándole su potencia vibrátil. La música retorna así a lo elemental, y el oyente, arrebatado por fuerzas de atracción enigmáticas, renace purificado, como si a partir de ese instante pudiera volver a escuchar con los ojos del espíritu.